Después de casi 24 horas de viaje, llegamos al aeropuerto de Milán Malpensa. Mi hermano nos estaba ya esperando. Después de abrazarnos lo que no nos habíamos abrazado en casi un año, fuimos por el coche que rentamos y comenzó la travesía.
La primer parada fue el Lago Como: Como y Bellagio. Dos lindos pueblos a la orilla del precioso lago y carreteras tan estrechas que, aunque sólo cabe un carro, son de doble sentido.
Después de pasar la mañana ahí, volvimos a Milán. Paseamos por el centro, conocimos la bellísima catedral y comimos una nieve de Grom (nuestra gelatería favorita del viaje).
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