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domingo, 31 de octubre de 2021

La búsqueda

No sé si podría haber evitado los acontecimientos de aquella noche. Lograron romper la barrera de protección que ella había colocado antes de comenzar el ritual. Aún así les costó trabajo atraparla, pues ambos dimos buena batalla. Pero no fue suficiente. Sobre todo yo, que limitado a este pequeño cuerpo, a pesar de mis garras y colmillos, acabé azotando contra un árbol con tanta fuerza que perdí el conocimiento. Debí haberla protegido, fracasé en mi encomienda, y sin embargo, no moriré hasta que ella muera. Ese fue el trato, el intercambio: yo la acompañaría para siempre, asistiéndola con sus hechizos, dándole mi propio poder nacido de la naturaleza, protegiéndola de los peligros, y a cambio ella me ligaría a su línea de vida: mientras ella lo haga yo no moriré, aunque los de mi raza apenas vivan unos años, yo lo haré hasta el instante en el que ella dé su último suspiro. 

Es un consuelo, supongo, saber que sigue viva en alguna parte, que aún puedo salvarla, si encuentro la manera. El problema es que ellos son listos y saben cómo ocultarla bien, incluso si se trata de mí. Algo bloquea nuestra conexión. Ojalá supiera para qué la quieren, ojalá supiera quiénes son. Sé que son hechiceros, y poderosos, pues pudieron derrotarnos, aunque también fue que nos agarraron por sorpresa y que eran más.

Hay otra ventaja que me da el trato que hicimos: y es que también puedo usar magia. No por nada soy su ayudante, su compañero. El viejo grimorio está sobre la mesa, a un lado de los instrumentos y hierbas que a veces utiliza para sus hechizos, y otras para hacer ricas sopas. Encontrar el hechizo es fácil, no sé leer pero ella siempre dibuja los ingredientes de sus hechizos y una ventaja que me da mi conexión primordial con la tierra es que no necesito de cánticos ni conjuros. Un simple hechizo de localización no basta, necesito algo poderoso. 

Sigo el rastro del hechizo hasta un edificio en el centro de la ciudad. En las novelas que ella lee los malvados casi siempre se llevan a sus víctimas a castillos lejanos o a bodegas al borde de las ciudades. Pero este es un edificio cualquiera. La gente camina por ahí sin imaginarse que en el interior, en alguno de los departamentos, tienen prisionera a mi compañera. Entrar será complicado, pues la puerta eléctrica sólo se abre con personas, mi presencia no es suficiente. No hay árboles ni manera de subir para entrar por alguna de las ventanas del tercer piso, que están abiertas. 

Bufo molesto porque algo tan ridículo ponga pausa a mi búsqueda. La solución llega cuando una pareja entra, me escabullo entre sus piernas, esquivando a la mujer que se intenta agachar para agarrarme y subo velozmente las escaleras. 

Pero no es el único obstáculo con el que me encuentro, hay una barrera. Similar a la que ella hizo aquella noche, pero más débil. Puedo saborear la magia: oscura y putrefacta. No presagia nada bueno. Me repele cuando trato atravesarla. No me podía rendir así. Concentro mi propia magia: salvaje y primigenia, y con mis garras desgarro la barrera. 

Eso los alerta, por supuesto, salen a trompicones de la puerta, pero yo ya estaba preparado. Corro hacia adentro y la busco. Tengo apenas unos segundos para llegar a ella, cuando lo hago ellos ya están sobre nosotros. Pero esta vez no logran atraparme, pues soy más veloz gracias a la magia. Rasguño, muerdo, golpeo y ataco con tal rapidez que ninguno de los hechizos ni golpes que ellos tratan de lanzar me da. Cinco contra uno, y yo ni siquiera soy humano. Sin embargo, hay una desventaja que ese hechizo tiene, agota mis reservas de energía a una velocidad asombrosa, por suerte, al mantenerlos ocupados, ella logra zafarse de las ataduras que la retenían y antes de caer vencido por el cansancio, la veo a ella dar los golpes finales a sus captores. 

Despierto a su lado, como todos los días. Los hechos de la noche y el día anterior se sienten como un mal sueño. Me acurruco y ella me acaricia, con voz adormilada me da las gracias por salvarla y me promete darme mis bocadillos favoritos. Sé que no será la última vez que tendré que salvarla o ella a mí, pero ese fue el trato. 

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“Esta recopilación participa en el Reto anual: 12 meses 12 Relatos 2021 organizado por De aquí y de allá by TanitBenNajash”

Palabras:  726

Gracias por leer. Se agradecen los comentarios ❤