Muy temprano salimos en tren a Edimburgo. Es impresionante como en 4 horas recorrimos todo el país (Inglaterra). El paisaje al principio no era nada impresionante pero después de un par de horas llegamos a los campos con ovejas. Montón de borreguitos esponjosos y gorditos, algunos negros (ibamos buscando especialmente esos, como un juego), y vaquitas.
Edimburgo es pecioso, en cuanto a construcciones y a cosas arquitectónicas mis favoritos de siempre son los castillos y las iglésias góticas, y Edimburgo está lleno de ellas, como podrán ver en mis fotos. Me fascinó completamente.
Llegamos y después de instalarnos en el cuarto de
Airbnb (estuvimos usando Airbnb todo el viaje y la verdad es que es una maravilla) salimos a caminar. Estabamos acomodados bastante cerca del centro, lo cual era una gran ventaja. En Edimburgo hay una cosa llamada
Royal Mile que es como la calle turística principal y va del
Hollyrood Palace al
Castillo de Edimburgo. Empezamos de la mitad para arriba, hay montón de tienditas y restaurancitos. Vimos la
Catedral de Saint Giles (y duramos un rato discutiendo la pronunciación, no llegamos a nada), y otras construcciones muy lindas. Y llegamos al Castillo de Edimburgo, que es la última foto. Es tal cual lo que eran los castillos, una fortaleza y adentro todos los complejos individuales. Es bellísimo y vale mucho la pena entrar.
Prácticamente todo cierra a las 5 (la hora en la que ya nos oscurecía) o a las 6, incluyendo algunas tiendas. Entonces después de salir del castillo ya sólo paseamos un rato y buscamos dónde cenar. Fuimos a un lugar llamado
Oink, donde cenamos súper rico y súper cerdo y paseamos otro poco.
El día siguiente, que era nuestro completo ahí, salimos tempranito a pasear. Primero fuimos a los
jardines de Princes Street, para ver el
monumento a Walter Scott (que escribió Ivanhoe, un libro que me gusta mucho) y de ahí a
Calton Hill, desde donde hay una vista muy linda (no tan alta como
Arthur's Seat, pero nos dio flojera subir tanto) y varias construcciones viejas que me gustaron mucho.
Para entonces ya moría de hambre y casi mordía, así que caminamos a nuestro siguiente destino, que era el Hollyrood Palace a ver si nos encontrabamos con algo. Pero no. Y yo ya estaba de pésimo humor (oh sí, soy de esas), pero al final, sobre la Royal Mile encontramos un lugar de desayunos en los que nos zampamos un desayuno inglés.
Después entramos al Hollyrood Palace, que fue mi cosa favorita de Edimburgo. Además de ser un lugar precioso, tiene muchísima historia.
Y de ahí nos fuimos subiendo por la Royal Mile, entrando a tienditas y viendo todas las cosas y tomandole fotos a las casas y construcciones bonitas.
Ibamos a entrar a una cosa llamada
The Scottish Whisky Experience, pero estaba caro así que en vez nos gastamos ese dinero comprando mini samplers de varios whiskys que tomamos en la noche. Para entonces ya hacía hambre, así que entramos a un lugarcito que nos encontramos y comimos
haggis neeps and tatties, que es un platillo tradicional. Estaba delicioso. Además de que pedimos uno dividido en dos y quedamos llenísimos (no sé cómo le hubieramos hecho si hubieramos pedido uno cada uno).
(Mi papá dijo que parecían tamales)
Básicamente ahí acabo nuestra aventura en Edimburgo, aunque todavía estuvimos paseando más y caminamos mucho rato, pero no vimos nada nuevo.
