Trató de gritar una vez más pero al abrir la boca lo único que consiguió fue tragar agua. Tosió violentamente, tratando tomar aire y mantenerse a flote al mismo tiempo. Cada vez era más difícil intentar no hundirse. Los ojos le ardían; apenas si podía mantenerlos abiertos.
No veía
nada más que mar alrededor suyo; por más que gritara, nadie contestaba. No
sabía si era el último sobreviviente. Había nadado en busca de los demás, pero
sólo había encontrado pedazos del barco; había intentado aferrarse a ellos, pero
las corrientes se los habían arrancado de las manos.
No sabía
cuántas horas habían pasado; seguía igual de oscuro, pero él sentía que llevaba
horas pelando contra el mar.
Le pesaban
los brazos y las piernas, los sentía entumecidos por el frío y el cansancio de
moverlos para no hundirse. Le quemaba la garganta, nunca había experimentado
tanta sed. La cabeza le retumbaba. Por momentos deseaba rendirse, pero una
chispa de rebeldía ante lo inevitable lo obligaba a luchar y a seguir vivo.
De pronto
sintió algo rozarle el pie. Agitó las piernas para alejarlo, seguro de que
sería una basura o un pez. Por un momento sirvió, pero pronto volvió a sentir
algo viscoso enroscarse en su tobillo, y antes de patalear la cosa tiró de él arrastrándolo
a las profundidades.
Gracias por leer. Se agradecen los comentarios ❤
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