PersonalLibros  photo caravana_06.jpgArteCosas lindas que encuentro, mis favoritos de la semanaViajes

miércoles, 27 de mayo de 2020

Eco en los azulejos || Relato mayo


Te dejó en ese lugar extraño y apretado. Prácticamente no puedes moverte y ni siquiera puedes sumergir todo tu cuerpo. Aunque el agua ahí tiene una textura distinta y pica un poco, al menos ya no te estás secando. Eso dolía mucho y sentías que no podías respirar.

Parece una caverna brillante; las paredes son blancas y suaves, igual que el piso, aunque tienen unas manchas amarillosas. Hay unas estructuras extrañas, recuerdas que has visto parecidas en los barcos hundidos que te gustaba explorar en búsqueda de tesoros. Tu mirada se detiene en la red, un bulto en la esquina pegada a la entrada, que bloqueó cuando salió prometiéndote volver pronto. Sientes un escalofrío.

Te advirtieron de los peligros de la superficie. Pero tu curiosidad pudo más que el sentido común y desobedeciste. No encontraste nada interesante, para tu enorme decepción. Estabas nadando de regreso cuando de un segundo a otro te encontraste dentro de esa prisión. Trataste de escapar, mordiendo con tus afilados dientes las cuerdas que te envolvían, agitándote desesperadamente —sólo lograste atorarte más— y cuando sentiste que tiraba hacia arriba sentiste el terror apoderarse de ti.

Agitas tu cola y tratas de acomodarte de alguna forma más cómoda, salpicando agua por todas partes. Se te está acalambrando ante la falta de movimiento. También sientes sueño, pues ya te cansaste de observar todo a tu alrededor. Es tan aburrido estar ahí. Ya ni siquiera sientes miedo. Aceptas la posibilidad de tu muerte, sólo esperas que no duela mucho.

Te preguntas qué harán con tu cuerpo, si te arrancarán las escamas y comerán tu carne. O si te disecarán y te expondrán para que todos te vean. Eso lo pueden hacer mientras sigas con vida, también, pero ¿de verdad quieres eso?

Piensas en tu familia y amigos. No le dijiste a nadie que subirías, por miedo a que te detuvieran. Ahora te arrepientes. Al menos así sabrían que no escapaste o que no te fuiste a buscar tesoros por ahí. Quizás sí saben que te capturaron. Si es así, probablemente creen que ya no vives, y eso te entristece. No debiste ser tan egoísta.

Cantas. Es lo único que te queda para pasar el rato mientras que esperas conocer tu destino. Tu voz rebota en las paredes y hace un eco que regresa a ti y te rodea. Suena distinto a cuando estás bajo el agua. No sabes si te gusta, pero definitivamente es algo extraño para ti. Vuelves a cantar, explorando esos sonidos.

Callas de pronto al escuchar ruidos que vienen de fuera. Te encoges, sosteniendo tu cola con tus brazos para tratar de ocultarte en vano. Tu corazón late desbocado ante el miedo que regresa a ti, la resignación previa se esfuma de pronto. Has escuchado cosas horribles sobre los humanos toda tu vida.

La puerta se abre. Mientras te cortaba la red atacaste con dientes y uñas, así que sabes que esas cicatrices en sus brazos y rostro fueron causadas por ti. Esperas que al menos te tema y eso haga que no se acerque de nuevo. Aunque quizás eso no sea tan bueno, necesitas un lugar con más espacio y más agua.

Sin embargo, sonríe.

—Vuelve a cantar. Por favor.

Ya no tienes miedo.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~


“Esta recopilación participa en el Reto anual: 12 meses 12 Relatos 2020 organizado por De aquí y de allá by TanitBenNajash”

Muchas gracias a Nea Poulain por betearme este relato

Palabras:  539

Gracias por leer. Se agradecen los comentarios