Salimos temprano de Palenque rumbo a San Cristobal de las Casas, pero de camino paramos a Agua Azul. Ya había estado ahí, hace como trece años, y pensaba que lo había idealizado, pero no. Es un lugar verdaderamente hermoso. El agua es de un azul perfecto, como uno se imagina el color del agua (no por nada el nombre). Y el montón de cascaditas, que aunque no son tan impresionantes como Las Nubes o como El Chiflón, dan magia al lugar. Además lo más divertido es meterse a nadar un rato.
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