El viaje, aunque hermoso, acabó, y curiosamente, no podía estar más feliz. No me mal interpreten, me gustó mucho y disfruté mucho, pero después de un tiempo empiezo a extrañar mi cama, y no estar tantas horas en el carro.
De camino de regreso hicimos una escala en Oaxaca, nuevamente, aunque fue para dormir. Y luego en Puebla. De San Cristobal a Oaxaca vimos un arcoíris completo muy hermoso.
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